10 julio, 2020

Nos sobran los imbéciles

Cuando hace años el Gobierno presentó al ministro De Guindos como candidato a presidir el Eurogrupo me quedé pasmado porque muchos políticos en la oposición se mostraron contrarios a ello sin pensar demasiado en lo que un cargo de este tipo en la Unión Europea es para el país de quien lo ostenta. Naturalmente como estas cosas son contagiosas, muchos adeptos a la oposición, o sea a la izquierda en aquel momento, se alegraron de que no saliera el ministro español de economía.

Aún reconociéndome como na persona de izquierdas yo no me alegré en absoluto, es más pensé que los que se alegraban estaban equivocados. Luego, hablando con alguno de ellos y viendo sus argumentos, llegué a la conclusión de que sencillamente eran imbéciles incapaces de discernir matices. No discutí con ellos, para qué. Es imposible convencer a apóstoles y a tontos. No vale la pena perder el tiempo.

Ayer, la ministra Calviño, al frente de la economía española, fue apeada de su pretensión de ponerse al frente del Eurogrupo. España lo intentaba otra vez, esta vez con gobierno de izquierdas. Bien, pues pasó lo mismo que con el amigo De Guindos. Políticos de derechas manifestaron su alegría por el hecho y lo mismo hacían en redes algunos adeptos. Lo mismito que la vez anterior.

Naturalmente no voy a perder el tiempo en argumentar para convencerlos de que están en un error, de que un puesto de este calibre en Europa trae como consecuencia influencia y capacidad de negociación, más ahora que estamos muy necesitados de ambas cosas para conseguir préstamos.

Me puse a pensar, y llegué a la conclusión de que en España no sobran los de derechas ni los de izquierdas ni los de centro. Esto son solo ideas y principios. En España lo que sobran son imbéciles, millones de imbéciles de todas las ideologías; millones de tontos irracionales que son los que impiden que este país avance. Y no sabemos quitárnoslos de encima. Están en la política, en la calle, en todas partes y hacen un daño enorme. Son un lastre. Lo llevan siendo siglos. Lo que no sé es qué es lo que los alimenta.

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