17 julio, 2020

Separar las cosas

El ex rey Juan Carlos es un presunto delincuente, cuente o no con inmunidad. Digo con toda claridad presunto, porque incluso aunque todo apunte a un comportamiento no solo poco ejemplar, sino vergonzoso, hasta que los jueces no lo determinen, es inocente. Pero, desde luego, por lo que no estoy dispuesto a pasar es porque la justicia no le meta mano a todo. Inviolable, o no, Juan Carlos es igual al que esto escribe, un ciudadano, un individuo, uh hombre, una persona. En nada, repito para que se lea claro, en nada el Sr. Borbon está por encima de mi. En nada. Ni Borbón, ni nadie.

Felipe Gonzalez sale a la palestra a defenderlo aludiendo a su legado histórico. Pero no trago. Todos hicimos cosas buenas y para la historia en algunas ocasiones. De qué me habla González, ¿del 23F? Bueno, ese día yo estaba en la mili en Canarias y le juré a un compañero que si nos hacían salir a la calle con el cetme, yo no le disparaba a un semejante por mucho que me lo ordenara ningún tipo con estrellas o galones en las hombreras. Eso también es un legado histórico, o no. Todos tenemos nuestro legado. La mayor parte de los españoles llevamos años y años pagando como imbéciles impuestos para que se malgasten, entre otras cosas, en mantener a un rey que, presuntamente, nos engañaba a todos.

Felipe también tiene un legado histórico, él y su gobierno hicieron de este un país más moderno y habitable, lo cual no evita que pueda ser juzgado como poco ejemplar, como el ex rey, por haber aprovechado su situación para forrarse en años posteriores. ¿Que fue un buen jefe de gobierno? Vale, aceptado, pero a uno se le evalúa por lo que fue y por lo que es. La trayectoria completa es lo que cuenta. Felipe González es hoy un ejemplo de lo que un ex presidente no debe llegar a ser, lo mismo que Juan Carlos es hoy una caricatura de lo que pensábamos que era. Daba una imagen de ser campechano y buen representante del Estado, y sin embargo las apariencias actuales lo sitúan más bien en un tipo sin escrúpulos en los asuntos del dinero y del sexo, aunque esto último me despreocuparía, de no ser porque regaló a su adjunta de lecho decenas de millones de euros.

Felipe González debería saber, y de hecho lo sabe, que no se pueden mezclar las cosas y que lo que hiciste ayer de bueno no te exime de culpa de lo que hoy puedas hacer de malo. Aludir a esto en el caso de un presunto delincuente y sinvergüenza dice muy poco del ex presidente. Lo que hizo Juan Carlos es, como dice Sánchez, cuando menos inquietante. Y si los jueces no actúan con contundencia el Poder Judicial habrá perdido la poca credibilidad que le queda.

No hay comentarios: