07 julio, 2020

Reales problemas

LA AMANTE DEL antiguo rey Juan Carlos recibió en concepto de nada una cantidad de dinero que quitaría el hambre a unos cuantos miles de personas durante unos cuantos miles de días. Sí, se puede echar una cuanta simple. Supongamos que una persona puede mantener una dieta de subsistencia con 6,5 € al día (los comedores colectivos lo consiguen). Los 65 millones de la concubina real darían para comer a 10.000 personas durante 1.000 días, o a 100.000 durante 100. Puede hacerse como se quiera. ¿Habrá pasado esto por la real cabeza de Juan Carlos? No... Me temo que no. Me temo que este siniestro personaje engañó a todo hijo de vecino con su rollo y que en lo que realmente estaba era en vivir a cuerpo de rey (no podía ser de otra manera) a costa de los españoles y de la representación que ostentaba, la de España, para hacerse rico, acumular todo lo que pudiera y dedicarse a lo que le correspondía según su educación: a parasitar.

Casi todas las estirpes reales son en realidad parásitarias, pero los Borbones lo son especialmente, lo llevan en los genes. La opulencia versallesca mientras el pueblo las pasaba canutas, con el paso de los años terminó por hartar a los franceses que se levantaron y les hicieron mantener una conversación con el artilugio al que dio nombre Monsieur Guillotin. Los borbones dejaron así de vivir a costa de los franceses, pero ya tenían mordido el pernil de los españoles. Y no hubo modo de sacarlos de aquí, porque en este nuestro país hubo siempre quien pensó que sin un rey no se podía funcionar.

Solo Alfonso XIII se rindió y decidió abandonar. Pero, nada, oye, su hijo, empeñado en conservar el modo de vida familiar, llegó a negociar con el mismísimo Franco para reinstaurar a su niño, el hoy viejo y decrépito Juan Carlos I, el Campechano. De este modo, el amigo don Juan, se garantizaba el mismo una vida cojonuda y el bienestar de toda las rémoras reales, primos tíos y demás familia. Un hacha el tío.

Y luego este campechano con corona se dedicó a vivir como un príncipe con Francisco I el Hidráulico y como un rey a la muerte del dictador. Porque el tipo es listo. Su filosofía simple: con Franco hacía lo que mandaba este, faltaría más, y muerto el gallego, lo que me digan los consejeros. Y de este modo impulsó la transición y nos salvó a todos el 23 F. Pero esto es pura propaganda; el solo hizo lo que le dijeron que hiciera. A ver si vamos a creer ahora que los borbones tienen algo parecido a inteligencia, salvo para vivir como reyes a costa del pueblo. Pero fabricaron un mito: rey, campechano, demócrata y valiente... Casi nada.

Y es que, conforme nos hacemos mayores se nos pelan los cables y empezamos a enseñar lo que realmente somos, y este Juan Carlos resultó ser un simple aprovechado, un vividor, cazador de elefantes, un devoto de las mujeres florero a las que pagaba grandes sumas (cómo se llamaba esto... Esta memoria mía), un comisionista y ahora, si todo es lo que parece, un presunto defraudador del fisco... Vamos, lo que se espera de un rey.

Nota final:

Quien suscribe no cree que las monarquías generen países menos prósperos. Ahí están los nórdicos. Pero sí que cree que la ejemplaridad debe ser el modo natural de comportamiento de estos entes representativos llamados reyes o reinas. Aunque mi sistema preferido es el Alemán, que tiene un presidente de la república sin poder prácticamente, como un rey actual en Europa, pero que la cosa no se hereda. algo muy importante. Lo de Francia me gusta menos por aquello de la cohabitación, que causa algunos problemas. No obstante cualquier cosa mejor que esto que tenemos aquí, esta vergonzosa institución que no hay forma de domar. Si Felipe fuera como debe, él mismo propondría que el Pueblo hablara. Fuera el resultado favorable, o no, para él, al menos quedaría legitimado y sería tenido siempre como alguien honesto.

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