14 diciembre, 2012

Santa Rita, Rita...

Siempre es fácil todo cuando las cosas van a mejor. Se pasa perfectamente de un camastro a una cama; de ir a pie, a ir en bicicleta; de una choza a una casa, aunque no sea muy grande; y de lo garbanzos a los chuletones. Sin embargo el sentido opuesto es mas trabajoso. Los personas nos adaptamos perfectamente a mayores comodidades, pero nos rebelamos cuando estas nos son negadas, después de habérnoslas regalado: Santa Rita Rita...

Los problemas siempre vienen del mismo sitio: de la aplicación de políticas. Si tengo dinero y lo utilizo para contentar con mejoras sociales a una masa electoral para que me otorgue sus favores, me expongo a que, cuando no lo tenga y se las elimine, se me suban a las barbas por lo expuesto en el párrafo anterior: Santa Rita Rita... No se puede jugar nunca a electoralismo con una mejora social. Antes hay que estar seguro de que esta es consolidable "ad eternum", porque, si no, cuando la cosa patine, va a haber lío.

Que la ley de dependencia es una ley justa, todo el mundo lo sabe, hasta los votantes del PP. Nadie niega, salvo que sea un malnacido, que las personas que tienen hipotecada su vida por cuidar a un familiar tienen que ser protegidas de alguna manera. Como nadie niega que la sanidad integral debe incluir los transportes hospitalarios y la gratuidad de los medicamentos para aquellos que menos tienen, o más necesitan. Lo malo es que el dinero no florece, que las cosas cuestan mucho y que el estado no recauda ni dispone de crédito suficiente para afrontar los costes en que incurrió por jugar al electoralismo con el bienestar.

La aplicación de la ideología del PP lleva a la injusticia social manifiesta, que es eliminar derechos. Para el PP los desfavorecidos no existen. Como tampoco existe una sanidad universal y pública. Para el PP todo debería ser privado. Y eso en un modelo europeo es inaceptable. El PP tiene ahora el encargo de gobernar y gestionar la situación del estado, ciertamente difícil. Pero esto no consiste en eliminar de un plumazo los beneficios que la sociedad fue adquiriendo con los años y a través de sucesivos gobiernos de todos los colores. No, sin intentar mantenerlos por todos los medios.

El PP, como el PSOE, jugaron con fuego y regalaron favores sociales de los que los ciudadanos no quieren ahora desprenderse. Los ciudadanos quieren un sistema de salud más gratuito, si cabe, que el actual. Los ciudadanos quieren que la sociedad sea justa con los dependientes y con sus cuidadores. La sociedad quiere que los derechos adquiridos se conserven y se amplíen. Y exige de los políticos que hagan lo necesario para que esto sea así.

Y, desde luego, es posible. Todo se puede gestionar mejor y nada como una situación de crisis para hacerlo. Se pueden abaratar costes en miles de sitios para evitar recortes en otros. Se pueden elevar fuertemente los impuestos de los favorecidos para mantener los derechos de todos. Los partidos no pueden olvidar que el voto de un pobre vale exactamente lo mismo que el de un rico y que se deben a sus electores, y hay más pobres.

Es una lástima que se nos acostumbrase mal, pero la culpa no es nuestra, así que los políticos tendrán que mover el culo y mantener el estado de las cosas sacando el dinero de donde lo hay: de los bolsillos de quienes lo acumularon el la época de bonanza y de reducir los enormes costos del aparato político del estado central, autonomías, administraciones locales, diputaciones, cabildos y demás engendros. Es fácil, solo hay que hacerlo... Eso y gestionar con la máxima eficiencia.

1 comentario:

Anónimo dijo...

La sanidad de máxima calidad, gratuita y univeral, y con coberturas sociales inmejorables (ley de dependencia), tal como la española, es muy gravosa para cualquier país. Hace unos 3-4 años se consideró que España tenía la 3ª sanidad mejor del mundo tras la inglesa y francesa. Ciudadanos de paises comunitarios, extracomunitarios e ilegales, se beneficiaron gratuitamente de nuestra sanidad. O acudían a resolver problemas médicos que en sus paises no estaban incluidos en la cartera de servicios de su sistema sanitario (como alemanes con problemas de fertilidad)o se atendía a personas ilegales residentes en España sin calcular si lo podíamos asumir. Inglaterra, antes del gobierno de la Sra. Thatcher, se jactaba de atender gratuitamente a todo aquel que enfermara en territorio británico. Su sistema nacional de salud casi quebró y la Sra. Tatcher acometió grandes medidas restrictivas para paliar el problema. España siempre pivotó entre el idealismo delirante de D. Alonso Quijano (D. Quijote)y la pragmática realidad de corto alcance de D. Sancho (Panza). Y así nos va. En los últimos 30 años, los partidos políticos hicieron promesas electorales demagógicas sobre sanidad para que se acudiese a los servicios sanitarios por cualquier dolencia que nos preocupusa. Se hizo un uso abusivo de los recursos (somos uno de los dos paises de la eurozona que más visitas hacemos al médico por año, y que más medicación consumimos).Sin embargo funcionaba muy bien. Los ciudadanos así lo sentíamos. No hay más que ver las movilizaciones contra las restricitvas políticas sanitarias actuales del PP. Y eso que para financiar la sanidad utilizamos la mitad porcentual del PIB (4-5%) que los países europeos más punteros (Inglaterra, Alemania, Francia, Suecia, etc.) que invierten el 8-10% de su PIB. Ahora las restricciones sanitarias del PP, nos asustan. Así sólo se podrá enfermar si se tiene suficiente dinero, porque pagaremos tasas sanitarias para todas las parcelas de salud que la sanidad actual cubría gratuitamente. Solo los niños o jóvenes sanos, o personas con dolencias menores no verán resentidos sus ahorros. Por otro lado, el PP de Madrid intenta imponer la gestión sanitaria privada para rentabilizar (disminuir el gasto sanitario por persona y año) los recursos económicos utilizados en sanidad. Múltiples experiencias en España (Galicia, Cataluña, etc.) demostraron que no es un modelo mejor sino más injusto (se presiona al personal sanitario para que no apliquen todos los medios disponibles en la curación de los pacientes para recortar gastos)y más caro a largo plazo al tener que tratar pacientes que nunca enfermarían de haberles aplicado medidas preventivas previas y que no interesan a corto plazo si solo se miran resultados economicistas. Así las cosas, solo me resta cruzar los dedos para que la magníficas sanidad y cobertura social que gozábamos hasta ahora no nos desaparezcan en suspiro. A. Sierra.