01 noviembre, 2013

Estampida en el Congreso: ¿dónde quedó el pudor?

Una de las razones por las que la gente normal piensa mal de los políticos es por cosas como las vistas en el Congreso ayer jueves, justo antes del puente de Todos los Santos. Salieron de estampida, como ovejas asustadas, cada uno por su lado a coger su avión, o su coche o tren para irse a su casa. ¿Es lógica una reacción así? Pues sí, y no, según se mire. Pero con la que está cayendo, quienes se dedican a la política deberían ser como mínimo más cuidadosos.

El Congreso es el Sancta Sanctorum de nuestro sistema "democrático". En él tiene lugar la votación de las leyes que rigen la sociedad por quienes fueron elegidos por el pueblo. Claro que hay que decir que en España no es exactamente así. Los diputados fueron colocados en listas de partidos en función de su capacidad de lamer culos a los listeros. Pero excluido esto, el Congreso es el lugar más sagrado del estado, y se espera que quienes lo ocupan tengan un comportamiento conforme a la importancia del lugar.

Hasta cierto punto es lógico que los diputados de fuera de Madrid quieran aprovechar las fiestas y estar con su familia, lo entiendo perfectamente. Sin embargo, no creo que pase nada por coger el siguiente avión o llegar unas horas más tarde al destino si con ello se conserva la dignidad. Debe pensarse que un diputado gana mucho dinero y vive muy bien, en la mayoría de los casos, por hacer muy poco. Por qué entonces este comportamiento infantil e insultante para el electorado.

No quisiera resultar pesado pero creo que la razón es que los diputados no se ganan su puesto ante los electores sino, como decía más arriba, ante el listero del partido. Los diputados están sometidos a disciplina de voto. El Congreso es como una convención de rebaños de ovejas de distintos colores que se mueven en una danza monocorde al unísono, según les van indicando. En este contexto, una votación les importa un rábano. Lo que quieren es que ese rollo de los plenos se termine pronto para irse a casa hasta el martes siguiente, porque los diputados no trabajan los lunes, aunque ellos digan que sí.

El Congreso no tiene actividad ni en enero ni en julio, y en agosto hay vacaciones. Los diputados dicen que el trabajo no es solo el hemiciclo, y tienen razón, pero es lo que se ve. La mujer del César no solo tiene que ser honrada, sino que debe parecerlo. Esta es la cuestión, y hasta que no me demuestren lo contrario con acciones yo seguiré pensando que son una pandilla de bon vivant a costa del dinero que sale de los vacíos bolsillos de los españoles y que su único mérito es haber navegado bien en las aguas del partido. O sea, poco, o nada que ver con lo que debería ser.

Lastimoso espectáculo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Sr. Arribas, en algunas ocasiones se sublima Vd. en sus artículos. Cada vez pone mejor el dedo en la llaga y con comentarios que a mí me resultan muy jocosos, como por ejemplo: "los diputados no se ganan su puesto ante los electores sino,....., ante el listero (que palabro más adecuado) del partido", o "el congreso es como una convención de rebaños de ovejas de distintos colores..." ¡Qué razón tiene! La mayoría de sus señorías no parlan en el parlamento ni en una sola ocasión a lo largo de una legislatura. Entonces, ¿para qué están? A. Sierra