30 enero, 2014

Por qué no se pone primero lo importante

Cuando un gobierno, da igual de qué signo, se pone manos a la obra a arreglar los problemas económicos de un país, rápidamente introduce medidas de contención de gasto, o de subida de impuestos, o ambas. Es lo único que se puede hacer para equilibrar la contabilidad del estado: gastar menos, generar más ingresos, o las dos cosas a la vez. Ni más ni menos, así de sencillo... Sin embargo hay que tener en cuenta algunos matices: no se puede reducir todo el gasto ni se pueden subir impuestos alegremente. Hay que escoger, ahí está el arte, y para eso tenemos políticos, si no, bastaría con artilugios informáticos.

Se espera de los gobernantes una cierta sensibilidad. Esto consiste en saber hacer tanto las reducciones de gasto como la generación de ingresos con el menor daño posible para la población. Para ello hay que hacer unos cuantos cálculos simples y tomar decisiones. Pero, antes hay que analizar con cuidado qué no se va a tocar como gasto y a quién no se va a presionar con las nuevas tasas. Y esto es lo difícil, y en lo que suelen fallar porque ellos mismos están sometidos a fuertes presiones, dado que nadie quiere que se le quite nada de lo que se le da ni que se le le rasque el bolsillo.

Cuando los gobiernos ceden a las presiones de los poderes financieros, como es el caso de España, están haciendo un ejercicio de completa injusticia, además de una mala práctica económica. Un cambio en las leyes laborales puede que fuera necesario para estimular la contratación a tiempo parcial, o para extender los contratos temporales. Pero lo que yo sigo sin ver es de qué manera la reducción de la indemnización por despido improcedente genera empleo. Qué me disculpe la ministra del ramo, pero es, aparte de falso e injusto, es una gilipollez de grueso calibre.

La reforma laboral trajo no solo un aumento del paro por ejecución de despidos baratos y ERES facilones, trajo también una reducción del salarios. España nunca fue un país de salarios elevados, salvo sectores puntuales en ocasiones excepcionales (construcción durante el boom). La reducción salarial dio competitividad por menores costes a nuestras empresas en algunos casos; sin embargo, en otros llevó a muchas familias a situarse por debajo del umbral de pobreza. El gobierno sabe perfectamente que la tasa de pobreza relativa de España es mayor cada año desde hace ya demasiados.

Las familias que pasan a ser pobres son más cada día, un 28% estimado actualmente. Pero, si a esto le ponemos la lupa nos encontramos que el grupo de población más afectado es el infantil: el 30%. Este dato estremecedor no hace reaccionar al gobierno porque no quiere ni verlo, mira para otro lado. La política escogida para mejorar la economía es estrujar mucho más a los que ya tienen poco para proteger a los que tienen mucho, que cada día tienen más. Esto, aparte de una majadería, contradice hasta los más elementales presupuestos del capitalismo (del capitalismo inteligente, claro), reflejados en lo que Henry Ford decía sobre que él pagaba a sus trabajadores lo suficiente para que pudieran vivir y, además, también pudieran comprar los coches que fabricaban. Claro que, Rajoy es mucho menos inteligente que Ford.

1 comentario:

Bond dijo...

¿Qué a Marianín no le importan los niños?, Y las niñas, pasen y vean : http://ficheracos.publico.es/images/thumbnails/4946.6054475e.jpg