22 julio, 2016

Europa nos saca los colores

Europa cada poco nos acusa de falta de rigor. En Europa está extendida la opinión de que España es un país poco serio. ¿Le extraña a alguien? ¿Verdad que no? España es el país de la corrupción, el país en el que el partido más votado está lleno de causas pendientes con la justicia. El segundo partido más votado también está parecido. El presidente del gobierno manda mensajes SMS a su tesorero, un delincuente que robó a su partido mientras daba sobres a todo hijo de vecino. Tras unas elecciones en diciembre hubo que ir a otras porque aquí es imposible ponerse de acuerdo sobre las prioridades, aquí cada uno mira lo suyo y a la población que le den por el mismísimo culo. Para muestra lo que se ve estos días previos a la investidura y lo que se verá las próximas semanas. El que no vomite es que tiene un estómago de hierro.

Pero si fuera por eso por lo que tenemos fama de informales, de superficiales, de poco serios, como decía, podría soportarlo. Pero es que donde Europa nos saca la foto fija es en un aspecto mucho más grave: en España se investiga sin independencia, las comisiones de investigación no son independientes, los investigados suelen ser investigadores, jueces y parte, o se politiza el asunto mediante comisiones de investigación en parlamentos nacionales y regionales. Estos comisiones no sirven para nada más que para tener en la prensa unos días el asunto; de ellas cada partido extrae sus conclusiones y descalifica las extraídas por los otros. Da igual de que se trate. Da igual que haya muertos por el medio. Me vienen a la cabeza la comisión de investigación del 11 M, la pantomima del metro de Valencia, y otras muchas.

Estos días cobró importancia la del tren Alvia accidentado en Angrois hace tres años. Dice Europa que lo investigado lo está solo de forma superficial, que las responsabilidades no se establecen y que lo de echar la culpa al maquinista, que se despistó o lo que fuera, que de eso nada monada. Dice Europa que aquí hay responsables de vías, responsables de señalización, de sistemas de seguridad. Se trata de responsabilidad, esa palabra que a la mayor parte de los españoles les da pavor, sobre todo si se dedican a la política. Nótese que los políticos se llaman unos a otros irresponsables constantemente. Cómo pueden ser tan imbéciles.

En España los políticos están acostumbrados a que si la cagan no les pasa nada. Y esto reza también para los cargos políticos al frente de empresas públicas o de secciones importantes de las mismas. En el accidente de Angrois murieron más de ochenta personas por un despiste de un señor en una vía mal señalizada y sin los sistemas de seguridad adecuados ni requeridos para que circularan trenes de alta velocidad. Esto lo sabía Fomento, la ministra y los altos cargos, lo sabía Renfe, Adif, lo sabía todo hijo de vecino. Está bien que el maquinista negligente pague sus culpas, pero quienes fueran responsables de que el tramo no tuviera las necesarias condiciones de seguridad, también deben pagar. La irresponsabilidad, la negligencia, la indolencia cuando se está en un cargo mata, como puede verse, igual que si hubiera estallado una bomba en el tren, una bomba cargada de insensatez.

Pues esto tan tonto, tan evidente, nos lo tuvo que decir Europa. Qué haríamos sin Europa. Casi sería mejor ir en manifestación a Bruselas a pedir que nos gobiernen desde allí. Total, para lo que tenemos en casa. La investigación criticada por Bruselas, por cierto, hace ya meses, fue hecha por Fomento, y como premio, a Ana Pastor la hacen presidenta del Congreso. Sí, definitivamente este es un país poco serio, y sus políticos en grado sumo.

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