18 agosto, 2016

Insultar al pueblo

La indignidad de este individuo, hablo de Rajoy, raya en la imbecilidad. Porque a nadie que no esté en ese punto en la escala, en el de ser casi imbécil me refiero, puede tener el cuajo de presentarse in albis a una rueda de prensa, probablemente una de las más esperadas de su carrera política. Rajoy estuvo no sé cuantos minutos respondiendo nada a cuantas preguntas se le hicieron. Pero el clímax se alcanzó cuando una periodista le preguntó acerca de por qué no se había hablado en el Comité ejecutivo del PP de las condiciones que ciudadanos había impuesto para negociar. Lo transcribo porque me cuesta creer que nadie pueda tener tanto rostro.


  • Rajoy, tras la entrevista con Rivera la semana pasada: Le he explicado al señor Rivera que debo someter el documento a la aprobación del comité ejecutivo de mi partido. Como ustedes comprenderán, no puedo ni debo tomar esa decisión en solitario...
  • Rajoy, ayer, en un momento de la rueda de prensa tras el Comité Ejecutivo del PP en referencia a las condiciones de Ciudadanos: Nosotros no hemos venido a hablar de las condiciones. No hemos hablado de las condiciones, nadie ha dicho una palabra sobre las condiciones...
  • Pregunta de una periodista ayer en la rueda de prensa de Rajoy tras la reunión del PP: Quería saber cómo es posible que no se haya hablado de las condiciones cuando la reunión se convocó precisamente porque quería usted consultar a la ejecutiva de su partido sobre las condiciones que planteaba Ciudadanos.
  • Respuesta de Rajoy en tono descortés (para enmarcar): ¿Y quién ha dicho eso? Yo nunca lo he dicho. Yo he convocado al comité ejecutivo de mi partido para que me autorizasen a negociar, lo otro lo dice usted. Nunca me habrá escuchado a mí decir eso.
No se si es que este hombre está cerca de ese límite cercano ya a la idiotez. Pero entiendo que nadie, ni un presidente de Gobierno, en funciones, o no, puede entrar en este tipo de contradicciones sin que se le caiga la cara de vergüenza. Alguno de esos millones de votantes del PP me tendrá que explicar como pueden votar a alguien que muestre tan poco respeto por el electorado. Si esto no le cuesta una revolución dentro del partido, es que hay un virus que infecta desde a Rajoy, hasta el último votante, pasando por cada miembro del partido. Un virus que provoca una enfermedad desconocida que hace que su portador haga cosas tan absurdas como estúpidas. Tiene que ser eso.

Claro que, cuando uno mira alrededor y se encuentra con Rivera, Iglesias o Sánchez, se pone a pensar si estos no tienen también el virus de Rajoy, ese que hace que las cosas se vean de manera naif. Porque, se puede entender que Rajoy intente perpetuarse en el poder, pero no se puede concebir que estos tres individuos no se dieran cuenta de la enorme importancia que tiene para este país descabalgar al PP del poder. Pudieron hacerlo tras las elecciones del 20 D, pero prefirieron jugar a otra cosa: que Podemos y Ciudadanos eran incompatibles; que a Sánchez no lo dejaban negociar con Podemos; que para Iglesias los números podían ser de otra forma pero que el PSOE no quería ir con independentistas; que si Ciudadanos es la derecha... Gilipolleces, todo gilipolleces comparado con las consecuencias que está teniendo para el país.

Y ahora nadie quiere la culpa de que la democracia esté secuestrada, de que el Rey y la presidencia del Congreso sean ultrajados como instituciones, ultrajados por el PP, que se niega a una investidura y que si no hay investidura fallida ni puede haber elecciones ni puede intentarlo otro candidato. Nadie quiere la responsabilidad del bloqueo, ni la del desbloqueo dejando gobernar al PP. Es kafkiano, hay cuatro tipos que en su absurda manera de comportarse tienen bloqueado a un país con un 101% del PIB de deuda, y todo por sus indignos intereses electorales, que no dejan de ser una ensoñación, porque el pueblo se empeña en decirles que lo que hay es esto: minorías.

La cosa ya hubiera sido dejar gobernar al PP con 120 diputados, abstenerse y, desde la oposición preparar una moción de censura bien planteada, aguardar el momento preciso y golpear. Pero no, la ceguera de Podemos, PSOE y Ciudadanos para ver las consecuencias a futuro nos trajo hasta aquí. Podemos lo tuvo en la mano absteniéndose al pacto PSOE Ciudadanos, pero tampoco, lo primero el interés... La consecuencia: España paralizada, y para seguir. No obstante hay algo todavía peor: si por un casual la situación se desbloquea y vamos a terceras elecciones, los electores van a tener que escoger de nuevo entre estos cuatro ineptos a los que la historia recordará como lo más incapaz que hubo nunca en política en este nuestro país, como un cuarteto que insultó al pueblo y se despreocupó de él para ocuparse únicamente de sus sueños húmedos con el poder.

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