
Dice nuestra maravillosa Carta Magna: Después de cada renovación del Congreso de los Diputados, y en los demás supuestos constitucionales en que así proceda, el Rey, previa consulta con los representantes designados por los grupos políticos con representación parlamentaria, y a través del Presidente del Congreso, propondrá un candidato a la Presidencia del Gobierno. Lo cual estaría muy bien, si no fuera porque no habla de un plazo para que la presidencia del Congreso de curso a la propuesta del rey.
Pero la cosa no para ahí. Un poco después, en el mismo artículo, el 99, se habla de la convocatoria de nuevas elecciones: Si transcurrido el plazo de dos meses, a partir de la primera votación de investidura, ningún candidato hubiere obtenido la confianza del Congreso, el Rey disolverá ambas Cámaras y convocará nuevas elecciones con el refrendo del Presidente del Congreso. Es decir, que si no hay una sesión de investidura, no se pueden convocar nuevas elecciones.

Pero la cosa puede ir mucho más allá. Hagamos un ejercicio de imaginación. Todo lo que se dice a continuación está dentro de la Ley de Leyes, nuestra ya famosa Constitución. Empecemos: La presidenta del Congreso, fiel a su señor (Rajoy) no convoca sesión de investidura porque Mariano no tiene el apoyo de los socialistas, o porque no le da la gana, que también puede ser. Y la cosa se alarga y se alarga, y llega a cuatro años, al 26 de junio de 2020. Ese día se acaba el mandato de los diputados electos en 2016. Lo dice el artículo 68: El Congreso es elegido por cuatro años. El mandato de los Diputados termina cuatro años después de su elección o el día de la disolución de la Cámara.
¿Y adónde nos lleva lo anterior? Pues a que, como las elecciones solo las puede convocar el presidente del Gobierno, o el Rey, si hay una investidura fracasada, estamos en una situación cojonuda. Por todo ello, o sesudos juristas encuentran el las leyes vigentes algo que impida que esto ocurra, o Rajoy puede «dirigir» el país el tiempo que le parezca.

Podrá decirse de Mariano cualquier cosa pero en habilidad política les da mil vueltas a todos estos mentecatos que están al mando en el resto de los partidos. Y mira que me cae mal a mi el Rajoy este, pero como se dice por aquí, por mi pueblo: «hay que tragalo». Ojo con Rajoy que es un tipo peligroso. Mando un aviso a los votantes del PP que son antes demócratas que de derechas. Cuidado dónde metéis la papeleta, si la metéis, claro. Y por otro lado, qué lástima que Podemos hace unos meses...
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