25 septiembre, 2016

Alubias de colores

Me llama la atención el editorial del diario El País en el día de hoy, 25 de septiembre, domingo electoral en Galicia y País Vasco. En él se llama al voto a «todos» y se indica lo «importante que sería que las urnas se llenaran de votos». Sin embargo no dice por qué. Un periódico con entidad, serio e influyente, como debería ser El País debería cuidarse de explicar y argumentar lo que propone. Y debería hacerlo porque, del otro lado alguien podría llamar a la abstención masiva sin argumentar por qué, y esto sería considerado como una salida de tono. No por llamar a la abstención, que es una opción como otra cualquiera, sino por no hacer explícitos los porqués.

Unas elecciones consisten en la exposición de la mercancía por parte de los partidos. Si esta interesa al elector la compra, y si no, no. ¿Cuál es la razón para que nadie esté obligado a adquirir un género que no le atrae? Lo mismo que un mercado. Si lo que se ofrece no es del interés del cliente, no se compra. Más, si como en la lonja de la política española, las mercaderías ofrecidas no son demasiado atractivas, o el comprador tiene la sospecha de que se le va a engañar.

Supongamos que en el mismo ferial dos comerciantes ofrecen alubias blancas, uno más azuladas y el otro más rojizas; otro tiene expuestas alubias rojas y un cuarto, alubias pintas. El cliente no siente especial atracción por las dos últimas, luego, no va a adquirirlas, además se da cuenta de que las blancas tienen «bicho». Toma, por tanto, la decisión de marcharse. Pero cuando ya se iba, alguien se acerca y le dice que debería comprar alubias blancas de las rojizas, aunque estén medio podridas. Al preguntar por qué, la respuesta que se le da es que las alubias azuladas están todavía en peor estado. Insiste el potencial cliente en que el no compra género defectuoso, y su interlocutor le explica que si no compra alubia rojiza, el que vende las azuladas las va a vender, a pesar de su estado y va a ser más rico que el que vende las rojizas.

Lógicamente, el argumento de votar para contrarrestar los votos de otro es de poco peso. Sin embargo es lo que mantiene la abstención en los niveles actuales. De no ser por ello, probablemente el abstencionismo de base, sobre el 20%, como mínimo se duplicaría. Este estallido abstencionista, que puede darse en unas hipotéticas terceras elecciones, tras un año sin gobierno, no será desde luego culpa del elector, que ya habló en dos ocasiones, sino de la incapacidad de los partidos, los mercaderes, mercachifles en este caso, que son incapaces de llegar a acuerdos para exponer y despachar legunbres, como mínimo, en buen estado y no llenas de gorgojos.

En el País Vasco y Galicia se juegan hoy cosas algo diferentes de las que se juegan en elecciones generales. Los vascos y los gallegos pueden tener razones para ir a votar que no van a jugar en unos comicios estatales. No obstante, el índice de participación, si es bajo, puede ser un indicador bastante preciso de qué pueda suceder en diciembre si se llega, como todo parece indicar, a terceras elecciones.

Una muy alta abstención tampoco va a determinar mayorías pero será un toque de atención importante si se produce, porque los únicos responsables de ella habrán sido los propios comparecientes en la contienda.

1 comentario:

Bond dijo...

Muy bueno lo de las alubias de colorinos