15 septiembre, 2016

Proteger el culo

Rita Barberá está preocupada por su culo y lo protege. Rita Barberá, piedra angular del PP en Valencia desde que se fundó, toma la decisión de dejar el partido, dice, aunque, en realidad fue expulsada. Pero, Rita, no fue expulsada porque el PP no consienta las prácticas de las que será con toda probabilidad acusada, estas son habituales en el partido también desde su fundación, Rita fue expulsada porque estamos en periodo preelectoral y hay que tomar acciones con el objetivo de proteger culos, los culos de los candidatos a diputados en Galicia y País Vasco y el culo del propio Rajoy si quiere intentar otra investidura. El culo de Rita Barberá está bien asentado en su escaño, al que no renuncia y seguirá engordando por mor del jugoso sueldo y la inactividad, y por supuesto por ese anacronismo del aforamiento.

En el PSOE todos protegen su culo. El PSOE está hecho añicos, y no fue Pedro Sánchez quien lo rompió. Sánchez es secretario general votado en elección limpia por los militantes. Nadie nunca estuvo más legitimado para ejercer el poder en el partido. Sin embargo, unos estatutos «particulares» otorgan tal capacidad de acción al Comité Federal que el paso de Sánchez por su cargo fue, y es, un martirio. Como consecuencia de ello, Sánchez protege su culo: quiere seguir en su cargo por reelección y se dice NO a Rajoy porque intuye que es lo que quieren las bases que tienen que votarlo. Y lo mismo pasa en el otro lado: Susana Díaz, la lideresa trepa que escaló desde las juventudes hasta la cúpula en Andalucía, asegura la protección de su trasero oponiéndose a Sánchez y azuzando a sus perros (casi el resto de Barones) para seguir al mando del partido. Aunque Sánchez consiga seguir en la secretaría general, ella ganará (piensa) el Congreso por celebrarse. Y esto le permitirá seguir haciéndole la vida imposible a Sánchez resguardar su pompis. Y esto es lo que hay en el PSOE, una descarada confrontación que solo tiene que ver con proteger su salario, su estatus, su pandero. Así de simple.

Iglesias y Rivera, los nuevos profesionales de la buena vida, están no solo encantados de conocerse sino que también practican lo de resguardar las cachas. Iglesias, en plan Stalin, hace purgas o condena al ostracismo a cuanto adversario le mira a los ojos. Ahora mismo se está «encargando» de los levantiscos madrileños afines a su «amigo» Errejón. Naturalmente no hay nada ideológico el ello, tan solo hay un objetivo fácil de comprender: proteger su propio culo y el de sus adláteres, como en todos los casos anteriores. Rivera también preserva de todo daño sus atléticas nalgas, se une a quién sea en un muy loable intento de que se forme gobierno. Pero no hay altruismo detrás de ello, solo hay un marcado instinto de conservación de sus posaderas y de las de sus acólitos.

¿De verdad alguien se cree que todos estos están aquí para representarnos y resolver nuestros problemas?

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