
El 26 J, tal como se preveía las cosas siguieron igual, con cuatro actores y solo un no muy significativo baile de escaños hacia el PP, fruto de la «amenaza» por la absorción de IU por parte de Podemos. Pero, en esencia, todo igual, el mismo reparto, y los mismos problemas, el más importante: ni derechas ni izquierdas suman mayoría suficiente. Bueno, en realidad, si consideramos a Ciudadanos derechas, si suman. Pero las derechas nacionalistas no se llevan bien con las españolistas: una simple cuestión de intereses, porque, los objetivos son los mismos.

Ahora parece que hay movimientos en el otro sentido: el PSOE lo quiere intentar y Podemos, ofrece su mano (garra) tendida. Pero hace falta convencer a Ciudadanos para que, al menos, se abstenga. Pero Iglesias y Rivera, como Rajoy y Sánchez, tienen poca o nula afinidad personal, se les ve, más que adversarios parecen enemigos, y eso es un grave error. No obstante, si nace una alianza entre PSOE y Podemos, el partido de Rivera debería abstenerse, como debió haberlo hecho el de Iglesias en su momento. Así demostraría esa responsabilidad para con el país que dice tener, al contrario que otros. Será una buena ocasión de demostrarlo.

Es por lo tanto urgente hacer un gobierno, de la forma que sea; no importa demasiado porque el poder lo tiene en todos los casos el Parlamento. Pero es necesario estabilizar las cosas para que el estado funcione y para que la Unión Europea se normalice (España es la 3ª o 4ª economía de la zona Euro). La legislatura sería corta en cualquier caso, pero sería un respiro para que los partidos se regeneren (PP), se estabilicen (Ciudadanos) o reparen sus rotos internos (PSOE y Podemos) y la sociedad descanse. No se debe abusar del tormento para hacer hablar al reo; si muere, no dirá nada. No se puede llamar por tercera vez a elecciones, so pena de que una enorme masa de votantes decidan no acudir, transidos y hartos de tanto padecimiento.
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