28 noviembre, 2021

Y no aprendemos nunca

MUCHAS VECES TENGO oído a gente decir que una cosa es predicar y otra dar trigo y creo firmemente que es verdad; es verdad casi siempre, pero no esta vez. Esta vez ya vamos por la sexta ola covid-19 y quienes están encargados de tomar decisiones nuevamente se quedan paralizados ante una posible "pasada de frenada". Como si fuera demasiado importante detenerse un poco antes o un poco después cuando nuestro coche se dirige derechito a un precipicio. No es explicable este miedo ahora. Ya van seis veces. No hay excusa. sin embargo, volvió a cometerse el mismo error: no actuar de inmediato al inicio, bien por miedo, bien por falta de coraje, o bien porque algún juez listillo (ya les vale a los jueces) le dio por ponerse chulo. Algún día la historia juzgará a estos jueces que se creen casi semidioses.

Todas las curvas de todas las olas fueron igual: aparecen los primeros casos, un tiempo después empiezan a aumentar en número, más tarde los hospitales se empiezan a llenar, las UCI se colapsan... Por el medio se toman medidas, las que sean, pero que casi siempre tienen que ver con reducir de contactos entre personas e impedir la proximidad social para evitar el paso del virus a traves de los exhalados respiratorios. Con el tiempo, estas medidas acaban por dar resultado y todo vuelve a la normalidad; a esa normalidad a la que ya deberíamos estar habituados, pero que nos resistimos a aceptar.

Sin embargo, la política va por otro camino. El virus no es un problema de salud pública, esto es secundario, el virus es un elemento más de acción política que la oposición usa para desgastar a los gobiernos. Por ello, los gobiernos, antes de tomar medidas que pudieran ser criticadas, permanecen en espera y mirando los datos durante demasiado tiempo, tiempo utilizado por el virus para expandirse por toda la población y convertirse en una nueva ola.

Es verdad que en esta nueva escalada de contagios los problemas serán menores porque hay mucha gente vacunada y los vacunados enferman de manera más leve, así como, parece, contagian de manera más liviana. No obstante, es un riesgo mayor no tomar medidas cuando deben tomarse, que es justamente en los primeros compases del aumento de los contagios. Y aquí es donde se produce el error, la parálisis por el análisis. Las autoridades, en lugar de ordenar una vuelta atrás en las actividades grupales, en lugar de hacer que se muestre el certificado de vacunación para entrar en los sitios públicos, en lugar de enfrentar el problema..., dudan por miedo a la crítica del adversario político y a perder el tan ansiado voto de alquien que pudiera verse perjudicado.

Los gobiernos tienen la guerra perdida en todos los frentes. Los jueces, por un lado, en base a no sé qué principio, les impiden en ocasiones poner en marcha acciones porque atentan contra la "libertad" (no sé contra qué libertad atenta que a uno le pidan un certificado de vacunación para entrar en el cine), la oposición, por otro, va a decir que todo está mal y que es un atentado contra, otra vez, la "libertad", y mucha gente, para rematar, también se va a poner de uñas porque hay quien todavía no se dio cuenta de que ya nunca, y repito, nunca van a volver a ser las cosas como eran antes de la pandemia y se resiste.

Por eso, en base a este último punto, las autoridades, jueces incluidos, mejor hacían lo correcto y, ante los primeros síntomas dejaban de jugar unos a ser políticos y otros semidioses y tomaban las decisiones necesarias para que sus administrados no sufriéramos. Aunque esto parece bastante difícil porque es como si el sentido común hubiera emigrado de la cabeza de los jueces y el arrojo para liderar en momentos de crisis hubiera desaparecido de la de los gobernantes.

NOTA ADICIONAL:

Si algún no vacunado lee esta reflexión debe saber que cuenta con mi más absoluto desprecio por su egoísmo y falta de empatía social. También debe saber que puede ser el causante de enfermedad y muerte de personas que pudieran estár a su alrededor. Y también debe saber que, si de mi dependiera, los servicios de salud lo atenderían en caso de enfermar de covid; eso sí, le sería pasada al cobro la correspondiente factura por la asistencia prestada.

1 comentario:

Bond dijo...

Muy acertada reflexión